Parque y Escultura, Escultura expresionista, 170 cms. de alto por 63 cms. de ancho por 85 cms. de largo.
Promotor: Distrito Nacional
Ejecutor: Edith Gron
En el año 1523. Gil Gonzalez Davila entró a Nicaragua por el sur del actual departamento de Rivas, cerca de San Jorge y se encontró con el jefe de los nicaraguas, con quien entró en pláticas para proponerles que se sometieran al dominio del Rey de España y se convirtieran al catolicismo.
El cacique Nicarao, lo acogió amistosamente, aceptando la religión cristiana y permitiendo que muchos indios de su tribu se bautizaran. Nicarao envió al conquistador español donde el Cacique Diriangen, pero este atacó a los soldados españoles obligandolos a retirarse.
12 de Septiembre de 2002 | El Nuevo Diario
Aclaraciones históricas de Fernando Silva
«Cacique Nicarao es puro invento»
* Quien sí existió fue Macuilmiquiztli, «Cinco Muertes»
* Jamás tampoco se verificó un diálogo filosófico entre el Cacique
y Gil González.
* ¿Quién de los indios entendía español y quién de los hispanos
el náhuatl? Todo eran señas y muecas para medio entenderse
* Nicaragua viene del Maya y todo ha sido un espléndido error
perfectamente construido
—EDWIN SANCHEZ—
¿Escucharon alguna vez el nombre de
Macuilmiquiztli? Pues si no, es hora de
que en este día, cuando algunos
conmemoran el «descubrimiento de
Nicaragua» se lo aprendan, porque
hasta ahora lo que se ha difundido en
los textos de historia no es tan cierto
como creemos.
El Cacique Nicarao realmente nunca
existió y quien estaba al momento de la
llegada de Gil González era
Macuilmiquiztli, o «Cinco Muertes».
Pero además, no se pudo dar ningún
diálogo entre el «cacique filósofo» con el
español invasor, porque, cuestiona el
doctor Fernando Silva, ¿cómo se iban a
entender, si aquí nadie hablaba español,
y por los españoles, ¿quién era capaz
de entender el náhuatl? Estas son,
pues, las aclaraciones a ese pasado nebuloso de la historia, donde sus
narradores seguramente tratan de dar luces y hasta inventan sus
propios rumbos para encontrar el camino. Y uno de esos inventos es el
del Cacique Nicarao o Nicaragua, que ciertamente y oficialmente, en
ninguna de las crónicas consultadas en el Archivo General de Indias,
hay constancia ni documentación.
Detengámonos ahora en este personaje sobre el cual se alza nuestra
historia, que por lo visto es uno de esos espléndidos errores
perfectamente construidos.
El Cacique Nicarao nunca existió. El planteamiento de Fernando Silva le
mueve el piso a la historia. «Inventos», nos dirá, casi en exclamación, o
tal vez con voz de reclamo a los que han agregado capítulos apócrifos a
nuestros primeros anales empalmados con leyendas, suposiciones,
falsedades.
Es Macuilmiquiztli y no Cacique Nicarao. Eso nos dice el autor de «La
Historia Natural de El Güegüence», Güegüence con «C» también aclara
otro equívoco histórico, cultural y hasta filológico, porque se ajustó a
pencazo limpio el náhuatl, nuestro florido náhuatl, a las reglas casi
sacramentadas del Castellano.
Se debe señalar que en las primeras épocas, en realidad, nuestra
lengua no era otra cosa más que una rama, también lengua franca o
dialecto evolucionado del Chichimeca, llamado Nagarando, y no
Nagrandano, expone en su texto citado.
Se puede confirmar que los primeros invasores que llegaron a
Nicaragua del Norte (de la región de México) fueron los Chichimecas,
que se encontraron con los Mangues o Chorotegas, tal como se puede
interpretar de los Códices Cmylhvytzym y Quauhquéchol. (Historia
Chichimeca, París)
Después, los aztecas de lengua náhuatl se asentaron en nuestra tierra
de «Nicaragua», señala.
La primera invasión es chichimeca, que habían dominado los olmecas y
cuando se los quitaron de encima, emigran estos chichimecas. Quién
sabe qué diablos de lengua era, pero era fuerte, subraya el doctor Silva.
Pero antes de eso, existen las grandes influencias culturales, que para
toda América son la influencia Maya y la Olmeca. Pero la influencia es
para el Sur, y la Olmeca para el Norte. Por eso aquí está todo dominado
por la influencia Maya: la cuenca del Gran Lago, también San Jorge,
conocida entonces como la Provincia de Nicaragua.
Luego de hacer un relato sobre las distintas llegadas de pueblos, señala
que en Nicaragua siguen «bajando los náhuatl y llegan a un lugar lindo,
al Gran Lago, y conocen San Jorge, que ya se llama provincia de
Nicaragua. Esos individuos que se quedan ahí – -y que de ahí luego
emergen para toda Nicaragua–, se llaman de Nicaragua, no Cacique
Nicaragua».
-¿Y Nicaraocallí?
-No existe, nunca ha existido. Eso es un error que lo cometió Squire en
una copia de un documento que estaba borrado. No existe Nicaraocallí,
ni media palabra en ningún documento.
-¿Ni Nicarao?
-Nunca, jamás, más que una mala copia probada de Squire.
-¿Nicanahuatl?
-Nunca, nunca. Es Nicaragua, completamente Nicaragua, que es maya.
Becerra lo tiene bien estudiado. Parece que significa: «Lugar donde
están todas las bellezas». Porque, mirá, andá a La Virgen y volvé a ver
el lago, ¡qué maravilla!, sus islas, Ometepe, son una barbaridad, y ahí
está toda la estatuaria de la isla de Ometepe, que son realmente
Mangues.
Ahí está, en esta región de Rivas, Macuilmiquiztli, que es «Cinco
Muertes» por la mística de la ascendencia. Y Nicaragua es Nicaragua,
como región, pero los habitantes de ahí se llaman Nicaragua, porque la
partícula «gua» es gentilicio, que quiere decir «que es de ahí».
El doctor Silva considera un error que utilicemos el gentilicio de
«nicaragüense» porque no corresponde al idioma original. Por eso, él es
de la opinión que «nos pusieron el fierro hasta en la lengua estos
españoles, y nos bautizaron nicaragUENSES, y no tenemos por qué ser
así, somos nicaraGUAS».
Agrega y nos ilustra: -Yo cuando viajo digo: nacionalidad Nicaragua.
¿Qué tengo que ver yo con gentilicios españoles?
En las lenguas indígenas, las sílabas finales son gentilicias, es decir
que vos sos de ahí. Por ejemplo se dice un masaya, un managua. Decir
managüense es cosa de cochones, cosa más horrible. Nadie dice
masayense. Decir masayense es de coch…, cosa más horrible.
-¿Este cacique Nicaragua era el famoso filósofo con que se encuentra
Gil González?
-Es mentira, totalmente mentira. Es muy posible que hayan hablado,
cuando llega Gil González. Este habría dicho que en qué creían y en
qué pensaban, y solo dijeron algunas cosas por muecas. ¿Quién
hablaba español para entenderse Gil González con el Cacique que
hablaba náhuatl?
No hablaban ni media palabra de náhuatl los españoles, subraya el
miembro de número de la Academia Nicaragüense (deberíamos ya
decir Academia Nicaragua) de la Lengua. Ni ninguna gente de
Nicaragua ni media palabra en español.
-¿Puro invento, pues?
-Posiblemente le preguntó: ¿quieren ustedes bautizarse? El que no se
bautice lo matamos. Pusieron entonces la cabeza y le echaron el agua,
todo por señas. ¿Creen ustedes en un Dios?, preguntaron con muecas,
seguramente señalando al cielo, sí, sí creemos.
¿Y qué comen?, y así con muecas. Y que no sé cuanto. ¿Ustedes se
comen a sus dioses, -se lo dieron a entender-?. –No, no lo comemos,
así se llaman el conejo, el cusuco …
El invento que luego pasó por historia nacional se compone de esta
forma que relata el doctor Silva: «Entonces, con esos datos, el cronista
Oviedo que ya vive muchos años después en Santo Domingo,
reconstruye eso -el encuentro- y lo inventa.
De tal manera lo inventa, y lógicamente sin el rigor de otro tipo de
acontecimientos. Porque, nos explica, un acontecimiento serio, de ese
tipo, así como el descubrimiento del Lago de Nicaragua, o una cosa
como hubiera sido conocer el pensamiento de una cultura ante otra
cultura, de una fe ante otra fe, necesitaba estar en documentos. Y se
llevan testigos, escritores, escribanos, y sobre esto no hay ningún
papel, es solamente «las tapas» de Oviedo.
-¿Don Carlos Molina Argüello no encuentra ningún registro sobre el
diálogo del «filósofo Nicarao» con Gil González?
-Jamás, y dicho por él, con toda fe, de un hombre honradísimo,
tremendamente honrado; un paleógrafo de primera calidad, el más
grande paleógrafo que ha pasado por el Archivo General de Indias.
-¿El billetito de cinco córdobas de Somoza, supuestamente de Nicarao
fue sólo la imagen de una mentira?
-Todo está lleno de mentiras.
-Edith Grom esculpió al Cacique Nicarao que se erige en Las
Piedrecitas, es decir, ¿esculpió también una mentira?
-Primero, que nunca lo vieron, y si ella lo hubiera sabido no le pone
Nicarao, sino Macuilmiquiztli.
-Yo pensaría que esto es como una identidad perdida del nicaragüense,
por lo que nos está diciendo, una imagen fallida.
-Es que nosotros somos Nicaragua.
-¿Se ha falsificado la historia?
-Completamente, y el Cacique que nos dominó, que hizo nuestra
existencia fue un náhuatl que fue «Cinco Muertes».
-Me parece que esto significa que hay mucha violencia, hay un sentido
fúnebre.
-La muerte tiene mucho sentido en la gran mitología y en el gran mundo
primitivo.
-En casi todo un imaginario, entonces.
-Su descendencia es mística, es decir, como que mi abuelo cuando
muere, ese gran dolor lo siente el pueblo porque el pueblo lo ama…
«Cinco Muertes» viene del quinto descendiente místico del muerto. El
que vendrá es «Seis Muertes».
-¿Deberíamos redescubrirnos?
-No volver a usar Nicarao, mucho menos Nicaraocallí, sino Nicaragua.
Hay que ser serios, verdaderos, patriotas, que no existe tampoco
nicaragüense, sino Nicaragua. .