Muchos años antes de la invasión de los Chorotegas

Muchos años antes de la invasión de los Chorotegas, y de la desaparición de la cultura Maya ya habitaban en el área de Matagalpa tribus de indios que construyeron columnas cilindricas usadas en monumentos y estatuaria muy primitivas que datan quizás 2,000 años atrás, las cuales han sido descubiertas por el arqueólogo nicaragüense Jorge Espinosa.

Desde el año 595 DC. hasta 1505 se dan las invasiónes de los Chorotegas provenientes de México. En el Departamento de Matagalpa existen, según registros de la Comunidad Indígena, unos 75 mil indígenas, que se localizan en Terrabona, San Dionisio, Esquipulas, San Ramón y el propio municipio de Matagalpa.

GOBIERNO, LEGISLACION, COSTUMBRES, IDIOMA ETC.
DE LOS ABORÍGENES DEL DEPARTAMENTO DE MATAGALPA
No cabe duda alguna de que las regiones del actual departamento de Matagalpa, así como las de los otros que ocupan hoy los territorios del desaparecido «Corregimiento de Sébaco y Chontales» o sean los departamentos de Jinotega, Boaco, Chontales y el norte del Río San Juan, no fueron nunca dominados por el conquistador español, sino hasta finales del segundo siglo de su dominación o sea en los comienzos del año 1700.

Esta circunstancia y la separación que persistió entre los aborígenes del departamento de Matagalpa y sus connacionales choroteganos de la región del Océano Pacífico, dilatadas centurias, no permitió a los contadores españoles conocer de cerca su organización política, costumbres, religión y ni los comerciantes aborígenes o de la colonia visitar aquellos territorios montañosos.

Iguales causas hicieron imposible que primeros capitanes españoles de la conquista alcanzaron las regiones montañosas dentro del país y que sus cronistas como Valdéz, Vásquez de Espinoza y otros tuviesen siquiera noticias de aquellos por aborígenes antiguos, conformándose con sus relatos, que estaban poblados por tribus salvajes, desde la remota antiguedad y de su idioma «serrano y grosero» apodado también inadecuadamente «chontal o chontales», se hablaba aún en la región itsmica de Rivas al tiempo de iniciarse la conquista española, no obstante estar poblada por otras tribus que lo eran los Nicaraos o Nicaraguas, vencedores éstos de los Chorotegas y éstos a la vez, vencedores de los Kiribíes Rivenses, muchos siglos antes del descubrimiento de América.

Por todos estos hechos es que no causa estrañeza de que durante veinte años de la dominación española de Nicaragua solamente encontraremos una única mención de la Región actual de Boaco, señalada por el Gobernador de Nicaragua, Pedrarias Dávila, como abundante en oro y a la que envió para recoger el precioso metal al tristemente célebre Capitán Español Andrés de Garavito.

Todos estos antecedentes nos abligan en cierto modo a reseñar la forma de gobierno, costumbres, legislación etc. de los aborígenes de Matagalpa, sirviéndonos con mucha lógica del hecho históricamente cierto y bien documentado de que los departamentos del norte y centro de nuestro país estuvieron poblados desde la antiguedad por los choroteganos como los afirma Fray Alonso Ponce y de que su idioma era el nahualt, nahoa o nahuatlaca mejicano, del que se derivan todos los nombres de la Región matagalpina, con explicables y raras excepciones.

Antes de exponer esos informes, cabe advertir que según los relatos de los misioneros españoles como Fray Antonio Margil de Jesús, Fray Ramón de Rojas, en Matagalpa y los misioneros de más al norte en las montañas de Pantasma, Paraka y Jinotega, fray Pedro Lagares y sus compañeros franciscanos, es indudable que los aborígenes matagalpinos habían convertido su primitivo idioma en un verdadero diálecto mejicano; relajado sus primitivas costumbres; desfigurado su sistema político,de ancestro milenario, como lo era el cacicazgo, que persistió bien organizado entre sus connacionales de Tezoatega, Tipitapa, Nindirí, Jalteva, Sutiaba, etc. de la región del Pacífico; y desfigurado, finalmente, su primitiva religión politeísta idolátrica,con cierto sentido espiritualista y de origen superior, con prácticas grotescas y de hechicería, inspiradas por brujos, agoreros y charlatanes, como claramente lo afirma Fray Antonio Margil de Jesús.

EL CACICAZGO DE MATAGALPA
Los aborígenes chorotegas del actual Departamento de Matagalpa eran Gobernados por un Cacique, residente en el asiento de la actual cabecera departamental. Dominaba todos los territorios de su comprensión y las parcialidades de su sede: Matagalpa y Solingalpa, primero y más tarde sobre la de Pacalaguina, de formación posterior.

Las parcialidades de Naborios o Nabarios, llamada posteriormente de Laborío y Guanuca, de vecinos caribes, sumos y misquitos extraidos de las montañas del oriente de La Linea de las Fronteras fueron funciones realizadas por frailes y autoridades españolas, al medio siglo dieciocho

Fuente: Comunidad Indígena de Matagalpa, y «El mito de la Nicaragua mestiza…» de Jeffrey L. Gould. InfoGráfico de Eduardo Manfut

A Lorenzo Pérez líder de la rebelión indígena de 1881.
—1881.
Lorenzo Pérez fue el líder de la rebelión indígena de 1881, cuando unos siete mil indios bajaron de las montañas en dos ocasiones y sitiaron Matagalpa armados con tafixtes -flechas hechas con pijivay-, para botar al gobierno que les obligaba a trabajar a marcha forzada en el levantamiento del hilo telegráfico, y les prohibía el destace de sus reses y la fabricación de la chicha bruja con que acostumbraban embriagarse en las actividades festivas y religiosas
Observación del editor:
Lorenzo Pérez, líder de la rebelión de 1881, era capitán de cañada,
lo que demuestra que para esa época los militares ejercían mayor poder que los alcaldes.

EXTENSION DEL CACICAZGO
El Cacicazgo de Matagalpa se extendía por el Sur, hasta las tierras del de Sébaco, cuyo asiento primitivo estuvo erigido a inmediaciones del Río Viejo; por el Norte con los cacicazgos de Jinotega y de Olomega; por el occidente, hasta la Región del Cacicazgo de Estelí, y por el Oriente, hasta los llanoscuya extensión compartía con el cacicazgo de Boaco.

En todo el territorio no existía ningún pueblo fuera del constituido, con remedio urbanistico, por las parcialidades de Matagalpa, Solingalpa y Molagina en el que el residia el Cacique con sus consultores y capitanes.

Los vasallos vivían en ranchos muy pobres, dispersos por las extensas y abruptas montañas, con una sóla excepción del pueblo de Muy Muy, que con cierta unidad urbanística era tan antiguo como el pueblo de Matagalpa.

Los pueblos que hoy forman el Departamento de Matagalpa fueron fundados o erigidos en el tercer siglo de la Colonia, con otra excepción: el antiguo pueblo de Sébaco, en el Valle del Río Viejo.

GOBIERNO INDIGENA
Siguiendo la información que nos ofrece el cronista español Oviedo y Valdez, acerca de la organización del cacicazgo de Agateyti en Tezoatega (Chinandega), cuya Nación indígena era de extracción chorotega y habían llegado a fincarse en las inmediaciones del Océano Pacífico, con procedencia de las regiones de Jinotega y Olomega, le reconocemos igual estructura política a sus connacionales del cacicazgo matagalpino.
El Gobierno lo ejercía un Jefe o Cacique asesorado por un Concejo de Ancianos, con funciones semejantes a las de nuestros Congresos nacionales de hoy, aún cuando para tomar decisiones era imprescindible para su ejecución y cumplimiento obligatorio, el voto del cacique.

Las funciones de Jefe o Cacique eran hereditarias por la línea masculina, pues en el sistema político de los chorotegas, la mujer estaba privada de todo derecho ciudadano.

En jerarquía, era segunda autoridad, el Capitán de la Guerra o Jefe de los Ejércitos y las Armas. Su cargo era de elección por el Concejo de Ancianos, por tiempo señalado.

Los miembros del Concejo de Ancianos desempeñaban funciones de Ministros de Estado, a la manera de los de nuestro régimen político, en los ramos de administración pública, economía, justicia, comercio, guerra etc. Eran electos popularmente para el cargo de Concejeros, pero las Asambleas estaban presididas por el Cacique.

El Concejo de Ancianos era electo por cortos períodos de cuatro lunas, facilitando así este saludable sistema, el que el mayor número de ciudadanos caracterizados ejercitase tan altas funciones.

Atribución trascendental del Concejo de Ancianos era la elección del sucesor del Cacique, cuando éste no dejaba herederos varones.

GOBIERNO LOCAL
El gobierno de los pueblos o parcialidades estaba a cargo del «Calpulli», institución indígena semejante a nuestros actuales Municipios, con la salvedad de que sus funciones eran estrictamente urbanas o sin jurisdicción rural.
Los miembros del «Calpulli», eran electos por voto popular directo y sus atribuciones principales eran:

1.- El orden ciudadano y la defensa de sus intereses:

2.- La administración del tianguez o Mercado.

3.- La imposición de juicio – de penas menores- a aquellos que alteraban el orden y la tranquilidad del vecindario, irrespetaban a la autoridad
o perjudicaban la propiedad privada o del cacicazgo

CUANDO SE OFICIALIZÓ MATAGALPA ?
Existen documentos que señalan que en el año 1560, la parcialidad india de Molagüina (Matagalpa) fue concedida por el Rey de España, como encomienda, al ciudadano español Alonso Quinteros y el nombre Matagalpa fue oficializado en el año 1740. El pueblo estaba conformado por las parcialidades de Solingalpa, Molagüina y Laborío o Matagalpa propiamente.

ORGANIZACIÓN DE LA FAMILIA
El matrimonio, contraído por libre, disposición de los contrayentes o convenio entre las familias de los esposos, constituía la base jurídica de la familía indígena.
Solamente podía tenerse una única esposa, con la excepción del cacique quién podía tener cuántas esposas deseaba, aún cuando para la sucesión de su autoridad, solamente la primera en celebrar la unión, aportaba herederos legítimos de su autoridad.

El divorcio no existía, como institución oficial; pero en caso de infidelidad de la espaosa o doble matrimonio del varón, estaba permitido el abandono en favor del cónyugue inocente, con castigo para los infractores o delicuentes.

La celebración del matrimonio estaba a cargo del Cacique o de sus Lugartenietes con ritos de carácter civil y religioso, pero en su celebración privaban los de carácter sagrado o místico.

RELIGION
La adoración de varios Dioses o el politeísmo constituía originariamente y desde muy antiguo, la religión de los choroteganos de Matagalpa. Había, como en todas las regiones pobladas por éllos, dios del aire, del relámpago, del trueno, la lluvia, las cosechas, del maíz, del cacao, etc. El culto a los Dioses estaba a cargo de sacerdotes varones, pués toda ingerencia de la mujer en el templo estaba prohibida.
Las fiestas sagradas tenían carácter oficial y popular, pues las presidía el Cacique o Delegados suyos. Se caracterizaban por algunas ceremonias ante los ídolos y bailes, comilonas, músicas y borracheras, durante varios días, degenerando en verdaderos bacanales.

La embriaguez estaba permitida y era obligatoria durante las fiestas religiosas públicas. Solamente le estaba prohibida a los sacerdotes del templo, siendo castigados en tribunales especiales los que violaban la prohibición.

No obstante lo expuesto en materia de religión, nosotros entendemos que a la luz de las informaciones de los misioneros católicos que ya en pleno tercer siglo de la dominación española en Nicaragua, los aborígenes de Matagalpa habían mistificado con prácticas introducidas por brujos, agoreros, hechiceros etc. En que es de suponer, como probable, que la influencia de los Sukias – sacerdotes adivinos – de la Región Atlántica de Nicaragua. (Nota del editor en abril 5 del 2002; Los Sukias ahora trabajan con el Munisterio de Salud, éstos son entrenados en diferentes áreas de la medicina práctica, mezclando los conocimientos herbáticos tradicionales con la medicina moderna y al mismo tiempo con los registros de enfermedades, para su control).

HABITACIÓN Y MOBILIARIO
Las habitaciones de los matagalpas no diferían en manera alguna del rancho pájizo o de varas que aún siguen usando sus descendientes en el campo, cuando se trata de familias de escasos recursos o muy limitada cultura.

El mobiliario antiguo sigue siendo igual al de hoy, entre los campesinos de los valles en las naturales excepciones de la época; es decir; el camastro para dormir; el tapesco sobre el fogón y en parte alta, para proteger los comestibles de corrupción; la piedra de moler o sea el milenario metlate o metate, de sus antepasados; el molendero, para la cómoda colocación de piedras de moler, preparación de alimentos e higiene de los utensilios de cocina; y el clásico y admirado fogón, en el suelo o en molenderos pequeños, con las clásicas piedras o tenamastes.

Los utensilios domésticos y de cocina fueron y siguen siendo en pueblos y comarcas: Comales, ollas, tinajas, tinajones, -todos de barro- ; jícaras, jicarones, huacales obtenidos de la corteza dura de algunas frutas, molinillos, platos y casoletas de madera resistente.

El ajuar doéstico y social, no ha cambiado mucho y está constituído como antaño por: Taburetes, hamacas, patas de gallina, etc. aunque en estos utensilios parece descubrirse la influencia española.

VESTUARIO DE LOS ABORÍGENES
Los aborígenes del departamento de Matagalpa, según las informaciones de fray Alonso Ponce, en su antes mencionada «Relación de Viaje», por el norte y centro de Nicaragua, efectuado en 1575, no usaban el Huipil, o Guipil, que hoy admiramos en variados colorido moderno y finos bordados, sino una especie de «capisayuelos», como lo dice textualmente y los describe como camisas de dos picos, uno por delante y otro por detrás, los que varones y mujeres cuzaban por el medio de sus piernas, ajustándolos a la cintura con fajas o cinturones. Los de los varones llevaban mangas para protegerse del sol, la lluvia y el frío.

Por lo tanto, el huipil o manteado que usaban las indígenas de las montañas hasta las primeras trés decadas del presente siglo y que aún se veían en número esporádico raro en las festividades de Semana Santa tuvo legítimo origen en la enagua española.

Calificar, por lo tanto, el huipil moderno como traje típico nicaraguense de nuestros aborígenes del Pacífico y centro del país, es un verdadero error histórico.

AGRICULTURA Y ADMINISTRACIÓN
La agricultura aborígen de losprimitivos pobladores de la región de Matagalpa es representada por el cultivo de maíz, los frijoles, raíces y frutos comestibles. El maíz era la base esencial de la alimentación. Con él preparaban preferentemente tortillas, tamales simples y dulces, pozole, pinol, atole, chicha, nacatamales etc.

Como carnes alimentícias usaban la del venado, guardatinajas, iguanas, pescados, etc. condimetándolas con chile, achiote y vinagres.

Dato muy curioso y de extraño significado entre los aborígenes de Matagalpa, era la costumbre de no tener relaciones sexuales con las mujeres durante el tiempo transcurrido entre la siembra de sus maizales y sementeras de la recoleción de sus frutos. Durante la misma época no tomaban licor y practicaban frecuentes ayunos.

INDUSTRIAS
Los aborígenes matagalpinos, como todos los descendientes de los chorotegas, tejían con habilidad el agodón y coloreaban las telas con tintas variadas en vivos colores, los que extraían de plantas tintóreas y aún de algunos insectos – Curtían con perfección pieles e animales para diferentes usos domésticos y del campo.

Con barro cocido y con fragmentos de cortezas de árboles o maderas finas, fabricaban utencilios domésticos y para la caza. Vidriaban el barro y eran diestros en decorados, como aún admiramos ese arte en las cerámicas de los indígenas de Matagalpa y Jinotega.

Tejían también petates y sombreros, con palmas silvestres y usaban los bejucos para amarrar sus construcciones o casas para el hogar y usando varios hilos, los retorcían para obtener cintas muy resistentes. o cables.

DELITOS Y PENAS
Conforme sus tablas de Délitos y Penas, se consideraban como délitos graves entre los aborígenes de Matagalpa: el homicidio, cuando éste no tenía lugar en defensa propia; el robo y hurto; la infidelidad de la esposa y especialmente, los delitos contrarios al instinto natural de los sexos. La pena por éstos délitos era de muerte; y la que se imponía a los invertidos, era aplicada por los muchachos del pueblo, quienes ejecutaban a «pedradas», o por despeñamiento a grandes alturas.

Los délitos de lesiones, raterías y actos contra el honor de la mujer o del hogar; eran considerados délitos menores. Estos délitos solamente eran castigados con indemización a favor de las victimas o el matrimonio con docellas o viudas.

Cuando el delincuente era sorprendido ïnfraganti, el ofendido estaba en su derecho de aplicar la pena, en sus respectivos casos sin mediar la acción de jueces o magistrados

El barrio indígena de Matagalpa, Guanuca,
fue poblado por frailes misioneros y por aborígenes caribes traídos de las montañas del Oriente de Matiguás y del Cerro Musún.
El investigador e historiador Alfonso Valle, en su obra “Interpretación de Nombres Geográficos Indígenas de Nicaragua”, describe Guanuca como un “paraje y quebrada de lecho rocoso al Norte de la ciudad de Matagalpa”. Según Valle, el nombre Guanuca es de origen sumo y su etimología corresponde a “Wan”, que se traduce como “Ceniza” y “Uka” que significa “casa”; interpretándose esta combinación como “Casas de Cenizas” o “Casas Quemadas”.
Algunos investigadores señalan que la población de Guanuca no formó parte del pueblo indígena de Matagalpa y estuvo asentada sobre las pedregosas tierras y quebradas del altiplano de “Las Minitas” y la cañada de “Los Congos”.
CLASES SOCIALES
Entre los aborígenes matagalpinos existían tres categorías sociales; la clase principal constituida por los Caciques, hombres de Gobierno, guerreros, y sacerdotes, con sus respectivos ascendientes y descendientes: la clase media, de gran estimación entre la tribu, formada por los artesanos; tejedores, alfareros, toreros etc, y la clase trabajadora, a la que pertenecían los asalariados o trabajadores del campo, la industria, el transporte el servicio doméstico y toda la variedad de oficios prestados por pago

LA ESCLAVITUD
Esta desagradable condición humana no consistió, como clase social ni permisión legal, sobre los aborígenes de nuestro estudio. Solamente los prisioneros de guerra eran considerados como tales, aún cuando por regla general estaan dedicados al sacrificio en honor a los dioses.

Por mandato legal, existía una esclavitud moderada y temporal, pero con fines absolutos de indemización para los ofendidos.

La esclavitud volutaria estaba permitida. La practicaban los tahures para satisfacer sus deudas a los acreedores; los padres de familia vendían a sus hijos bajo dominio, por incorregibles, ya fuera temporalmente o por perpetuidad; la mujer licenciosa y holgazana quien se vendía a si misma, para comprarse objetos de lujo o vagar, pero en ambos casos gozaba de libertad por el tiem;po estipulado para su entrega; y los vagabundos que se vendían bajo la condición de gozar con libertad, del precio de su misma venta; y finalmente, los hijos que eran vendidos por sus padres, en tiempos de pestes, miserias o hambres; pero sujetos a ser redimidos en cualquier tiempo.

los aborígenes choroteganos de Matagalpa fueron conocidos por su excelencia en flecheros

Para el profesor de historia, Ernesto Zeledón Chavarría,
el significado del nombre Matagalpa tiene que ver con la “Piedra de Matate”, es decir, la piedra de moler que es el principal instrumento de la mujer indígena, considerando como su base alimenticia el maíz.
ARMAS INDÍGENAS
Los aborígenes de Matagalpa usaban como principales y más conocidos armas; el arco y la flecha de tipo corriente aún hoy; la flecha de impulso muscular, como la jabalina moderna; cuchillos de madera y algunos de piedras finas y resistentes; el mazo a manera de martillo; y el hacha de piedra, con empuñadura de madera.

Aunque no han faltado indigenistas centroaméricanos y nacionales especialmente que han sostenido que la marimba fué conocida entre nuestros aborígenes nicaraguenses, nosotros entendemos que tal afirmación no tiene asidero histórico.

Efectivamente, de haber sido conocido tal instrumento por los chorotegas de la época de la conquista, habría sido objeto de los relatos del cronista español Oviedo y Valdéz quien tuvo ocasión durante los años de 1528 y 1529, de estar presente en suntuosas fiestas indígenas en el cacicazgo de Agateyte, en Chinandega, de las que aparecen en su obra minuciosos detalles.

Estas mismas armas les servían para la casa y menesteres del campo. De las flechas no se tienen noticias confirmadas de que fueran usadas con yerbas venenosas

CARACTER DE LOS MATAGALPAS
Aun cuando nuestros aborígenes choroteganos y de otros pueblos antiguos de Centroamérica, fueron siempre aguerridos, rebeldes y valerosos para enfrentar a toda dominación extraña a sus gobernaciones o cacicazgos, todos los historiadores nicaraguenses y cronistas e investigadores de otras nacionalidades están contestes, como lo evidencian algunas de las citas transcritas en otro lugar, que el indígena de la región matagalpina fué el más rebelde de los aborígenes de Nicaragua, contra la conquista española.

Los aborígenes matagalpinos mantuvieron por centurias su rebelión y odio con los conquistadores españoles y aún después de la independencia mantuvieron rebeldía con todo lo ladino.

Catorce veces, informa Diez Navarro anotado por nosotros en otro lugar, se rebelaron contra sus Corregidores y tenientes. Y a este respecto debe recordarse que durante los primeros años de la Independencia y hasta la Guerra de los Indios en 1871, que comenzaremos en capítulos subsiguientes, los indios Matagalpa provocaron y mantuvieron continuado, cuatro levantamientos contra la autoridad nacional.

INSTRUMENTOS MUSICALES
Los instrumentos de nuestros aborígenes de la región de estudio estuvieron representados por tambores, pitos de carrizo, flautas de madera o bambúes y con harta frecuencia de conchas marinas.

Su música popular era por lo general monotona y en cierto sentido melancólica y triste.

Hace muchos años tuvimos la oportunidad de oirla, en ejecución de sus actuales decendientes, en las fiestas anuales de «Las Varas», la noche del 31 de Diciembre, en el propio local de la Casa del Común Indígena en la Ciudad de Matagalpa, con motivo del cambio de Alcaldes Indígenas, su organización privada remedo sentimental histórico de sus desaparecidos «Calpullis», verdaderos Gobiernos locales de sus antiguos pueblos y parcialidades.

LA DANZA
Común a las tribus y naciones de ancestro mejicano nahuatlaca o nahos o nahua; y especialmente, entre chorotegas o choroteganos, fue el uso de las danzas, para fiestas populares como fiestas sagradas dedicadas a sus dioses o ceremonias de índole religiosa.

Siguiendo el estilo de su música, las danzas fueron y esporádicamente aún lo son en alguas regiones, monorítmicas. El sonido e los tambores es monótono. La melodía lograda, con sus pitos es aguda en su totalidad y de persistente repetición.

Las guitarras, guitarrillas, y violines fueron instrumentos españolizados o de extracción española, pues en la antiguedad no fueron conocidos, con la única salvedad familiar del «quijongo»

IDIOMA DE LOS ABORÍGENES
El idioma de los aborígenes matagalpinos, de ancestros absolutamente chorotegas fué el idioma nahos, o nahua o nahuatlaca conocido históricamente por nosotros, a la de los informes de los historiadores y cronistas como idioma mejicano, por el nombre de «México» del pais de origen de sus antepasados.

sin embargo, atendiendo a información de Fray Alonso Ponce, quién viajó en el año 1575 a través de nuestra región occidental desde Nueva Segovia hasta la ciudad de Granada, no cabe ninguna duda de que los antiguos chorotegas, descendientes de tribus mejicanas llegadas desde Mejico, desfiguraron con el curso de los siglos su milenario idioma hasta hablar -según las regiones de su fincamiento- diversos diálectos de los que hemos hecho referencias en páginas anteriores de esta obra.

En lo tocante a los aborígenes de Matagalpa, esa desfiguración fué más grave, si se quiere pues su falta de contacto con sus connacionales de la región de la Costa de Pacífico y las incursiones piráticas y comerciales o mezclas con las tribus de la Costa Atlántica, provocaron la adopción de vocablos de ramas o diálectos hasta consumar la formación de un dialecto especial, que los linguistas llamaron «Matagalpa» y «Cacaopera», dándole categoría de idioma especial.

Algunas palabras de la lengua matagalpa

Estas son, según el Ing. Alfonso Valle en su libro: «Interpretación de Nombres Geográficos Indígenas de Nicaragua».Tomado de «La Guerra de los Indios de 1881», Juan Ramón Gutiérrez.

EL IDIOMA, UNA PERDIDA IRREPARABLE
En 1997, murieron los últimos viejitos que hablaban el matagalpa original. «En Los Limones, una comunidad de Wibus, San Dionisio, habían unos señores de apellido Mendoza que conversaban en su lengua, existe un interes de parte de la Comunidad Indígena para rescatar la lengua. Sólo falta quién financie tal intención. Aún quedan, entremezcladas con el español, algunas palabras indígenas como asope (zopilote), aluba (garrobo) yúcul (coyol) dipe (sanguijuela) buluka (gallina) entre otras.

“La Familia ‘Matagalpino’ tienen cinco lenguas clasificadas que son: ‘Cacaopera’ (en El Salvador), ‘Chato’, ‘Dule’, ‘Matagalpa’ y ‘Pantasma’, que se hablaron en Nicaragua y Honduras”.

En este sentido, el lingüista alemán Walter Leman recopiló, aproximadamente en 1892, una lista de 97 palabras que, estudios posteriores confirmaron que 93 de ellas eran totalmente auténticas, de abstracción chibcha, por lo que los historiadores actuales como el historiador Eddie Kühl sustentan que la lengua original era la “Lengua Matagalpa”.

Aluba = Garrobo
Abai = Tepetate

Alala = Lapa

Amu = Nubes

Apa = Piedra

Al = Dulce

Assa = Gavilán

Uppi = Llano

Ulac = Tierno

Uyu = Garza

Usi = Campo

Ulu = Muy afilado

Yuaya = Muchacha

Pasle = Lugar desierto

Pana-ka = Cinco

Pa = Plátano

Pal = Ladera

Pac = Frijoles

Pul = Nance

Yal = Pez

Yarak = Tortuga

Yau = Venado

Yahua = Hachas

Yare, Siare = Cumbre

Yúcul = Coyol

Mákar = Campeche
Moro = Mesete

Muso = Pozol

Muka-ta = Cerca de

M = Al final, lugar

Muru = Meseta

Mite = Angosto

Nikika = Abuelo

Buluka = Gallina
Chui = Deslizarse

Cual = Cabeza

Cui = Arena

Lala = Colorado

Naman = Huesos

Míquil = Alacrán

Maika = Cabeza, mayor

Man Arbol

Muyu = Muchos

Misto = Gato

Dant = Lagarto

Dipe = Sanguijuela

Enti = Cántaro

Gualí = Redes

Güigüi = Hormigas-ponzoñozas

Güili-Güile = Matasano

Güina = Gente

Bulbule = Pollitos
Busi = Jilguero

Balamo = Madroño

Cuse = Montaña

Cuta = Arboleda

Cacau = Cacao

Cial = Aguacate

Ciapa = Guacal

Cushma = Zopilote

Imi = Murciélago

Isna = Que ríe

Jí = Barranco

Kula = Muerto

Kuna = Punta

K = Indica posición

Ka = Partícula posesiva

Ki = Partícula posesiva

Kisu = Armadillo

Li = Río

Liuali = Fuego

Lili = Chispa, llama

Lapa = Papagayo

Lika = Cerca

Supo = Color blanco

Sacos = Jarros

Si = Barranca

Sámulu = Petate
Sisin = Ceiba

Sire = Mogotillo

Sis, Sisba = Flecha

Tite = Abundancia

Tú = Agujero

Tzical = Nambira

Tunt = Zacate

Tapa = Zapote

U = Casa

Uají = Guineos

Uki = Jocote

Silac = Flaco, enclenque

Simila = Cera

Sama = Seca

Si-ji = Profundo

Sácal = Lugar Limpio

Solo = Olominas

Suna = Calabaza

Suni = Caracol

Susum = Paste

Sus = Ardilla

Siyuca = Maguey

Isquirí = Búho, Cocoroca

I = Artículo El

14 DE FEBRERO DEL 2003 / La Prensa Luis Eduardo Martínez M.
La mayoría de historiadores e investigadores, nacionales y extranjeros, coinciden al apuntar que
el nombre Matagalpa procede o es extraído de la lengua náhuatl,
sin embargo, éstos difieren en las etimologías y significados que le dan al nombre, surgiendo nuevas hipótesis sobre el tema.
No obstante, todos los autores coinciden en que, desde antes, Matagalpa era la más importante población entre todas las poblaciones al norte de Nicaragua.
Entre las más conocidas etimologías que se dan al nombre Matagalpa,
se señalan de la lengua náhuatl:

Matlatp-calli-pan,
que significa “Las Casas de las Redes” o “En las Redes de Pescar”;
(Ing. Alfonso Valle Pastora).

Matlactli-calli-pan,
que quiere decir “En las diez Casas o Familias”
(Prof. Luis Cuadra Ceas).

Matlatl-galpa,
que significa “Tierra de Honderos”
(Dr. Alejandro Dávila Bolaños).

El doctor Dávila Bolaños también apunta como significados al nombre Matagalpa:
“Sitio Verde” y “Lugar de Arcilla Azul”,
hipótesis descartada por los autores Julián N. Guerrero y Lola Soriano de Guerrero, en su Monografía de Matagalpa, al considerar “inadecuadas las dos últimas señaladas por el doctor Dávila Bolaños, pues los aborígenes choroteganos de Matagalpa fueron por excelencia flecheros y en cuanto al color de las tierras de la región de asiento, desconocemos la existencia de arcillas de color azul”.

El historiador Jerónimo Pérez,
aunque no cita en sus estudios la etimología del nombre Matagalpa, apunta en sus escritos que este nombre indígena quiere decir “Cabeza Mayor” o “Cabeza Principal”, de donde se deduce la gran importancia de esa población.

Para el profesor de historia, Ernesto Zeledón Chavarría,
el significado del nombre Matagalpa tiene que ver con la “Piedra de Matate”, es decir, la piedra de moler que es el principal instrumento de la mujer indígena, considerando como su base alimenticia el maíz.

Sin embargo, hay otros autores que difieren de lo anterior y señalan que el nombre Matagalpa es de estructura miskita, mientras, otros creen que se trata de una combinación “Nahoa-Miskito”.

Datos suministrados por el
doctor Sergio Zeledón Guzmán
indican que en el idioma miskito, existen dos vocablos que pueden identificarse con el nombre “Matagalpa”, éstos son: “Galpa”, que se traduce como cerro, promontorio, piedra, peñasco y “Matagalsip”, que no es más que el número cardinal diez (10).
Los vocablos anteriores se traducen como “Diez Piedras”, pero, metafóricamente se traducen en “Lugar de los Diez Cerros” o “Lugar Donde Abundan los Cerros”.

el historiador matagalpino Eddy Kühl Arauz
refiere que existe otro significado para el nombre Matagalpa y es el que otorga el Padre Guillermo Kiene, quien dice que “Matlatl” quiere decir “Vamos” y “Galpa” significa “Piedras”, por lo que el significado metafórico es “Vamos a las Piedras”.

Kühl Arauz sustenta esa tesis, derivada de la lengua “macrochibcha”, por las características rocosas de Matagalpa, argumentando que es fácil detectar enormes piedras en los cerros, calles y patios por toda la ciudad y resto del territorio. Agrega que las distintas acepciones y diversos significados del nombre Matagalpa, derivan del hecho que “los intérpretes que traían los conquistadores españoles conocían la lengua náhuatl y trasladaban los vocablos del lugar a esa lengua”.

La tesis de Kühl Arauz toma fuerza, considerando los estudios de J. Ramón Gutiérrez C., quien afirma en su publicación “La Guerra de los Indios de 1881”, que “todos los pueblos de Las Segovias fueron habitados por una misma familia tribal desde tiempos anteriores al descubrimiento de América, llamados comúnmente ‘Chontales’. Desde el punto de vista de la lengua que hablaron los indígenas de la región de Las Segovias pertenecen a la familia ‘Matagalpino’ que es una de las cuatro lenguas provenientes del tronco o lengua madre ‘Misumalpa’ del Phylum Macrochibcha, hablado en Nicaragua”.

Por su parte, don Isidro Díaz Gómez y don Dionisio Pérez Sánchez, actuales presidente y vicepresidente de la Comunidad Indígena de Matagalpa, respectivamente, aseguran que, previo a la colonización, el amplio territorio matagalpino era llamado “Atahualca”, en honor a uno de sus caciques que llevaba ese nombre.

Mientras tanto, el historiador Douglas Stuart Howay
dice que “Matagalpa se llamaba Tagusgalpa, al inicio de la colonización, y cubría desde el sur de Honduras hasta parte del departamento de Río San Juan, incluyéndose a los departamentos de Nueva Segovia, Madriz, Estelí, Jinotega, Matagalpa, Boaco y Chontales”.

Los pobladores “guanuqueños” nunca se mezclaron con los indios y ladinos de Matagalpa. Sus descendientes, durante la independencia, abandonaron el lugar de su antiguo asiento y se fincaron en la región donde actualmente es el Barrio Guanuca de Matagalpa.

ARTE RUPESTRE, PICTOGRÁFICO Y PINTURA
Durante nuestros varios y recientes viajes de estudio por los pueblos del actual departamento de Matagalpa, llegamos a la conclusión de que estas manifestaciones artísticas fueron muy comunes entre los aborígenes del Departamento, por su escaso número, a menos que existan ocultas en la espesa jungla de la montaña o en parajes no explorados o no descubiertos.

En el Municipio de Sébaco, en el Valle de «Chaguitillo», a poca distancia del punto señalado por el kilómetro 107 de la carretera Interaméricana, sección Sébaco – Matagalpa, en una quebrada profunda se descubren una gran variedad de grabados rupestres que en su magnífica obra Ëstas piedras hablan, del Rev. Hermano de las Escuelas Cristianas Hidelberto, señala con el nombre de «Santuario de los Venados», admirables en sus detalles y formas.

En el lugar o caserío de Apalilí, sobre el antiguo camino de automóviles que conduce de Matagalpa a Jinotega, existen en número de petroglifos descritos igualmente por el Hermano Hidelbero en su citada obra.

En el área del Municipio de Matigúas existe una variedad de fenómenos rupestres pictográficos y uno de coloración admirable.

Sus formas y estilos nos llevaron a la conclusión de qué es muy dudoso que tengan calidad de aborïgenes, pués más bien parece descubrirse en éllos la obra de artistas españoles o ladinos.

Al estudiar los respectivos municipios del departamento nos referimos a éstas manifestaciones de arte antiguo.

JUEGOS POPULARES
El notable historiador doctor Ayón, en su importante obra «Historia de Nicaragua», relata que los aborígenes de Matagalpa tenían varios juegos de tipo popular, entre ellos el de «la pelota», y el de la «mazorca».
Nosotros, a decir verdad, no hemos encontrado ningun autor que haga citas semejantes sobre la existencia de estos juegos en la región de nuestro estudio. Sin embargo digamos que es valedera la afirmacion del historiador doctor Ayón, pués no es inadmisible que los descendientes chorotegas de Metapa conocieron el juego de la «pelota» y lo conocían sus connacionales de Chinandega logrado ese conocimiento y práctica a subdios por las regiones mayas centroaméricanas, su peregrinaje hacia el Golfo de Chorotega hoy llamado de Fonseca.

En cuanto al juego de la «mazorca», consistía según el doctor Ayón en tirar al espacio una mazorca de maíz y con flechazos quitarle sus granos antes de volver a tierra, nos parece perfectamente admisible, como práctica semejante al tiro al blanco de nuestros tiempos, ya que es fama histórica de Matagalpa, eran flecheros experimentados y de admirable puntería, como lo dejan entrever los relatos de historiadores de la Colonia.

LA ESCULTURA
El hecho de que el hallazgo de ídolos en piedra y aun en cerámica, sea casi negativo en muchas zonas, en el área del actual departamento de Matagalpa, nos lleva a la conclusión de que la mixtificacion que de su religión hicieron, convirtiendola en meras manifestaciones agoreras, de brujería etc. como antes lo hemos expuesto, hizo desaparecer probablemente las imágenes o repreentaciones de los dioses milenarios de su raza chorotegana o más bien de ancestro mejicano.

Sin embargo, el hallazgo en la región de Sébaco del pequeño ídolo, actualmente en poder de su dueña la señora Guevara viuda de Leclair, comparándolo con el que posee el Museo Arquelógico de «Liceo Lola Soriano» de Managua, extraído de la región de El Castillo en el Departamento de Granada, nos lleva a la confirmación plena del origen chorotega o choroteganos e los pobladores similares del departamento de Matagalpa por ambos ídolos labrados en piedra al parecer quemada, con similitud perfecta de construcción tipo «canasta», o de miembros separados del torso, como los alambres protectores de las antiguas y desparecidas lámparas de kerosene, indican la unidad e arte y religión de los choroteganos de Granada con los chorotegas del área actual departamento de Matagalpa

TRADICIONES PERDIDAS
El Chile, a unos 30 kilómetros de Matagalpa, es posiblemente el reducto indígena más puro de la zona. Se llega allí, subiendo por una carretera de tierra. En la propia entrada hay una casa, con la construcción clásica de las escuelas nuevas de Nicaragua: ladrillos de barros con las junturas de cemento cinceladas. Ahí funciona el telar de Chile, manejada por unas cuatro mujeres que se hacen unos 20 metros de tela al mes, en unos complicadísimos telares que parecen esos artilugios salidos del Renacimiento. La intención es rescatar el tejido a mano, perdido hace 35 años cuando Somoza prohibió a los indígenas sembrar el algodón con que elaboraban el hilo. La razón: no quería competencia a la producción textil industrial.

Sin embargo, la práctica que se hace ahora en El Chile, no es la misma que hacían en los años 60 las mujeres que hora son abuelas: el hilo se trae de Guatemala y el telar, ese artilugio de madera salido de una mente como la de Leonardo Da Vinci, lo trajo desde su país, hace once años, una argentina llamada Marta Ruiz. Ella les enseñó a trabajar de la nueva forma.

Antes, se sembraba en algodón en pequeñas parcelas, y se hacía el hilo a mano, en malacates. Ese hilo lo ocupaban para zurcir ropa y para elabora tejidos, en unos, reconocen las mujeres del lugar, incómodos y tediosos «telares de cintura».

«Las mujeres se rendían porque había que estar todo el día de pie. El hilo se reventaba a cada rato y lo más que se hacía era un medio metro al día», dice Francisca Zamora, de 25 años, mientras urde el hilo que va haciendo aparecer la tela de vistosos colores. «Mis pantalones, cuando yo fui chigüín, fueron remendados con hilo de algodón (hecho a mano) y era un hilo que mire, ¡se quedaba colgado de un alambre y no se reventaba!», relata Dionisio Pérez. Su familia, recuerda, sembraba cuatro tareas (cada una de 25 varas cuadradas) de algodón.

La siembra terminó el día que los visitó un Juez de Mesta. «Llegó un Juez de Mesta y él dijo a mi papá: Mire don fulano, aquí no puede sembrar algodón, porque el día que lo hallemos sembrando algodón o no arranque las matas que tiene, lo vamos a multar».

Que sea o no sea el tejido autóctono, tiene sin problema a las cuatro mujeres que trabajan en el telar de El Chile. Esa es una discusión para indigenistas o antropólogos. Lo importante es que este tejido encuentra buen mercado. Cada metro de tela lo venden a 120 córdobas a una procesadora llamada La Malinche, cuando no la ocupan para hacer artesanías: carteras, monederos, gorritos, etc.

A Lorenzo Pérez líder de la rebelión indígena de 1881.
—1881.
Lorenzo Pérez fue el líder de la rebelión indígena de 1881, cuando unos siete mil indios bajaron de las montañas en dos ocasiones y sitiaron Matagalpa armados con tafixtes -flechas hechas con pijivay-, para botar al gobierno que les obligaba a trabajar a marcha forzada en el levantamiento del hilo telegráfico, y les prohibía el destace de sus reses y la fabricación de la chicha bruja con que acostumbraban embriagarse en las actividades festivas y religiosas.
Guerra de los indios en Matagalpa.
La Prensa 14/2/00 FABIAN MEDINA
Nicaragua indígena: la nación escondida
La historia oficial ha ignorado la guerra de 1881, cuando los indígenas de Matagalpa se sublevaron contra el gobierno Los pueblos más pobres de Nicaragua son indígenas En Matagalpa, hace tres años murieron los últimos ancianos indígenas que hablaban en su lengua original
Tras la Nicaragua que todos conocemos existe un país distinto. Silencioso, marginal y nutrido. Tiene su propia historia y sus propios héroes. Los indios de Nicaragua están vivos, y son más de los 200 mil que se calculan extraoficialmente. Al fin y al cabo todos llevamos algo de indígena dentro.

La rebelión de 31 de Marzo de 1881.
Forzados a trabajar en la instalación de la línea cablegráfica, asediados en sus tierras y sometidos a un estricto control que incluía la producción de «chicha bruja», los indios se rebelaron contra el gobierno.Más de quinientos indios fueron enterrados en zanjas a la orilla del río que cruza la ciudad
En 1881, la instalación de la línea telegráfica era considerada por los ladinos de la región y por el gobierno nacional, una obra clave para el impulso del comercio y la producción. Para lograrlo, miles de indios habían sido obligados a abandonar familias y cultivos, forzados a trabajar largas y extenuantes jornadas, cargando sobre la espalda rollos de alambre y postes, despejando la ruta y construyendo la obra. A medida que el tendido avanzaba, más indios enfermaban y morían por la intensidad del trabajo y el maltrato. Para concluirlo en el tiempo deseado, más indios eran conducidos a los trabajos forzados. Pero no solamente el tendido de línea telegráfica agraviaba a los indios. El prefecto Gregorio Cuadra, máxima autoridad gubernamental en el departamento, abogado granadino del círculo político del presidente Joaquín Zavala, conocido por su intransigencia, en las semanas previas al levantamiento, ejecutando diligentemente la política nacional de asedio y control de la población indígena, había obligado a los indios a cumplir con jornadas de trabajo forzado en distintas obras en construcción. Había iniciado acciones contra las tierras indígenas, prohibido y perseguido la elaboración de chicha, usada por los indios para su consumo ordinario en sus festividades religiosas. Asimismo, había prohibido el destace de ganado en las cañadas…En la mañana del 31 de marzo, unos mil indios acordonaron la ciudad de Matagalpa y la atacaron, enfrentándose a la pequeña guarnición existente y a grupos de ladinos que se sumaron a la defensa del poblado. Los capitanes indígenas, autoridades existentes en cada cañada, coordinaron el ataque que involucró a los indios de los alrededores del pueblo, las cañadas de Uluse, El Horno, El Gorrión, San Pablo, San Marcos, El Zapote, El Matasano, Jucuapa y Potrero de Yasica entre las principales. Lorenzo Pérez, capitán de San Pablo se constituyó en el líder principal del levantamiento. Los combates dejaron un número no determinado de muertos y heridos entre los ladinos y entre las fuerzas indígenas, las que después de varias horas se retiraron, manteniendo acordonada la ciudad y estableciendo un grupo importante en Guanuca. En los días subsiguientes, el prefecto Gregorio Cuadra fingió interés en un diálogo con los líderes del levantamiento y aceptó la oferta de intermediación hecha por los jesuitas, quienes tenían un importante ascendiente entre los indígenas. El gobierno pedía el cese de los ataques, la entrega de las armas en poder de los indígenas y la sujeción a las autoridades locales y nacionales. Pasados varios días los indios enviaron un mensaje afirmando que no tenían armas del gobierno y que no entregarían las propias, poniendo como condición, para el cese del alzamiento, el retiro de las fuerzas del prefecto. Aunque las negociaciones no dieron ningún resultado, el verdadero objetivo del prefecto se había logrado: en el tiempo transcurrido el gobierno preparó y organizó fuerzas militares que envió al departamento, al mando el coronel Joaquín Elizondo, quien se quedó en la ciudad hasta el 4 de mayo, cuando el levantamiento cesó y los indígenas se retiraron a sus cañadas.

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